Siete historias, siete mujeres, un solo país. Mundos distintos que muestran las diferencias y las similitudes de sus protagonistas, descritos en una antología ficticia y real de cuentos sorpresivos, curiosos e impactantes.
Un grupo de siete mujeres oaxaqueñas viaja a la capital mexicana para trabajar y vive historias que solamente la pluma de un narrador experto puede poner en papel. Las páginas de esta obra están adornadas por sus huipiles coloridos y sus gruesas trenzas negro azabache que rodean sus cabezas a manera de corona.
Momentos cotidianos, encuentros lascivos o misiones extrañas, todas las aventuras de las lavanderas del Río Salado son contadas a través de las descripciones certeras y la narrativa vívida y fluida de Jesús Juan Motilla.
Eran siete, y esto me recordó a los «Siete sabios de Grecia» de la novela de Ibargüengoitia, que ni eran siete, ni eran sabios, ni eran de Grecia... pero estas sí eran siete, y sí eran de Oaxaca, mas no eran escritoras, simplemente «narradoras de historias».